EL PODER SANADOR DE LA RESPIRACIÓN

La llave de la eterna juventud

10/01/2019 / Sin comentarios

La RESPIRACIÓN:

-fuente de energía vital

-anclaje de la atención

-puede ser controlada o expresarse libremente

-rápida y corta o lenta y profunda

-un recurso relajante para algunas personas y foco de estrés para otras...


¡Hay qué ver la de juego que da este tema de la respiración!


Te planteo la siguiente reflexión: ¿Has observado en personas que practican Yoga, Tai-Chi o Pilates, por ejemplo, que parecen más jóvenes de la edad que realmente tienen; y a personas que ocupan un cargo importante, de poder y mucha responsabilidad, que parecen mucho más mayores de lo que son?

¿A qué se debe esto? Me responderás, posiblemente, que al estrés. Entre otros factores, así es: el estrés es una consecuencia directa de ese envejecimiento, pero ¿por qué es así? Por la manera de respirar, entre otras cosas. Hagamos un breve recorrido de lo que sucede en el organismo cuando la respiración se desequilibra.

Cuando las situaciones estresantes nos sobrepasan, las consecuencias directas primero se las lleva nuestro sistema respiratorio: las respiraciones se desajustan y crean en nuestro organismo un desequilibrio entre el oxígeno que tomamos y el dióxido de carbono que soltamos, afectando directamente sobre el resto de los sistemas: circulatorio, muscular, digestivo… siendo el final de la cadena, NUESTRAS CÉLULAS, que se alimentan de ese oxígeno que respiramos, para darnos energía. 

Resumiendo: nuestras células se oxidan, crean más radicales libres causantes del envejecimiento celular. Por ello, en disciplinas como el Yoga, el Pilates o el Tai-Chi, donde la respiración es uno de los ejes fundamentales de su práctica, se consigue equilibrarla y reajustar el resto de mecanismos de nuestro cuerpo.

Tras esta, muy superficial, exposición sobre la importancia de la respiración sobre nuestro cuerpo, es necesario ahora ahondar en su PODER SANADOR ¡Lejos de misticismos y elucubraciones extraterrestres!

No es desatinado afirmar que nuestro organismo late con los ritmos y pulsos intrínsecos a toda forma de vida: la fotosíntesis de las plantas, los movimientos de las bacterias, los ritmos circadianos de sueño y vigilia de nuestro cuerpo... Estos ritmos del mundo biológico están íntimamente conectados con los ritmos mayores del planeta: las mareas, el día y la noche, la alternancia de las estaciones... todo está conectado, nuestro cuerpo está conectado con estos ritmos y flujos, en los que la materia y la energía van y vienen entre nuestro cuerpo y lo que conocemos como medio ambiente. Y llegados a este punto (¡¡Oh, sorpresa!!) uno de esos intercambios de materia y energía es a través de LA RESPIRACIÓN. Como hemos visto anteriormente, cada respiración nos sirve para intercambiar moléculas de dióxido de carbono procedentes de nuestro cuerpo, por otras de oxígeno que vienen del aire que nos rodea. 

El ritmo de nuestra respiración cambia considerablemente en función de nuestras actividades y estados mentales. Se acelera con el ejercicio físico o trastornos emocionales intensos; y se ralentiza durante el sueño y la relajación.


LA IMPORTANCIA DE LA RESPIRACIÓN EN LAS PRÁCTICAS MEDITATIVAS

Existen muchas técnicas, diferentes ritmos y pautas respiratorias, pero el punto fundamental de todas es: LA ATENCIÓN. Ser consciente del aire que entra y que sale, ya es el primer paso para poner en conexión mente-cuerpo. Podríamos decir que la RESPIRACIÓN es el puente que comunica ese vínculo cuerpo-mente.

Al concentrarnos en la respiración mientras meditamos aprendemos, desde el principio, a sentirnos cómodos con el CAMBIO. De esta manera, nos damos cuenta que tenemos que ser flexibles, aprender a asistir a un proceso que no solo cuenta con ciclos y flujos, sino que también responde a nuestro estado emocional de ese momento modificando su ritmo. Es decir, podríamos afirmar que la respiración es un regulador del estado emocional y eso es parte de lo que se entrena durante la práctica meditativa. 

Siempre está ahí. Hagamos lo que hagamos. No podemos salir de casa sin ella. 

Conectar con la respiración nos trae de vuelta inmediatamente al presente, aquí y ahora. 

Nos familiarizamos con la consciencia. Aprendemos a habitar, a estar, a sentir, la consciencia instante tras instante, respiración tras respiración.

¡Qué fácil de decir y qué difícil mantener la atención en cada respiración! pero ahí está el camino, el entrenamiento. 


ZONAS CORPORALES DISTINTAS, RECURSOS DISTINTOS

Lo tenemos claro ¡vamos a sentarnos a meditar! Pero antes vamos a tomar consciencia de cómo es nuestro estado mental en este momento. Imagina que vamos a ponernos a cocinar y necesitamos comprobar como están los ingredientes.

1º Nos podemos encontrar con una mente hiperexcitada y anfetamínica que no para y es necesario poner un poco de ESTABILIDAD, por lo que llevar la atención al ABDOMEN y dejar el foco atencional sobre las sensaciones que produce la inhalación (hinchando el vientre) y la exhalación (deshinchando el vientre) puede ser un buen recurso. Además estamos conectando con una zona del cuerpo alejada de la cabeza y, en consecuencia, de los movimientos de la mente pensante.

2º Decididos a hacer la práctica puede suceder que por el contrario nos encontremos con una mente en estado de sopor y letargo, por lo que es necesario intensificar la LUCIDEZ. Dirigiendo la atención hacia LAS FOSAS NASALES lograremos aportar lucidez y claridad a la mente aletargada. 

Entre estas dos aguas se mueve la mente e iremos alternando según las necesidades que se requieran en el momento de practicar. Es justo avisar que cuando la mente se siente tranquila y confortable en la relajación del abdomen, podemos caer en la tentación de quedarnos muy a 'gustito' en ella... y eso no es practicar, ya que estaremos estables y relajados, pero no habrá claridad ni lucidez para ver y estar presente con lo que vaya sucediendo en la mente; por el contrario, si estamos muy lúcidos y despiertos pero tensos y rígidos como una vara, el esfuerzo será tal que terminará por agotarnos.

Por esta razón es importante evaluar cómo estamos en cada momento e ir autorregulándonos. Lucidez y estabilidad. Alerta y relajación. Entrenamos en encontrar ese equilibrio. Ni demasiado esfuerzo que te agote las energías, ni demasiado laxo que te hunda y te pierdas. 


BENEFICIOS al profundizar el trabajo sobre la respiración:

-Conocimiento del propio cuerpo (propiocepción).

-Estabilización de la columna y movilización de las extremidades.

-Control absoluto de los movimientos.

-Oxigenación de los músculos, consiguiendo el máximo estado de relajación.

-Localización de cualquier tipo de tensión, ayudando a desbloquearla.

-Eliminación de toxinas, mejorando la luminosidad de la piel.

-La mente se aclara, se calma, se ilumina, se silencia, facilitando un estado de bienestar con el mundo y con uno mismo.


Parece que la respiración encierra valores importantes.


Respirar, es lo primero que hacemos al nacer, y lo último que hacemos antes de morir.